ENCUENTRO DE LA VIDA CONSAGRADA
EN BUENOS AIRES
El sábado 5 de septiembre, consagrados y consagradas de buenos Aires, junto
con Monseñor Mario Poli, y Mons. Ernesto Giobando, caminamos rumbo a Villa
Soldati. Nos encontrarnos en el Complejo de los Marianistas perteneciente a la
Parroquia “Nuestra Señora de Fátima” de Soldati.
El Señor nos regaló con un día cálido y soleado. A partir de las 10 hs.
fuimos llegando, y entre saludos y charlas amistosas, se completó un grupo de
150 consagrados.
Luego nos encontramos en uno de los salones del complejo, donde Mons.
Mario Poli, nos dio una
cálida y bella bienvenida. Les comparto algunas de sus reflexiones, (con la
promesa de que apenas pueda desgravar su charla, se las hare llegar, vale la
pena) entre las reflexiones que compartió, nos dijo: “…Uds. han respondido a
esta convocatoria y es una gran alegría, compartir con Uds., la gran alegría
del Evangelio, que es signo de Resurrección…recordando algunas reflexiones de
la carta que le envié oportunamente, les vuelvo a decir; La identidad, el
carisma más humilde de todos, no debe faltar en la iglesia… es un principio de
totalidad… el más humilde de los carismas, es un gran aporte para la iglesia “ Luego
recordó el Concilio Vaticano II, algunas Encíclicas como la “Redentoris Missio”, Evangeli Gaudium, Documentos
de Medellín, entre otros… que nos recuerda el rostro
misericordioso de la iglesia, que nos invita a la misión, y la iglesia
existe para evangelizar y es tiempo de misericordia… la misión es el corazón de
Cristo… “Vayan y bauticen…” hoy decimos; vamos y misionemos, ese es el sentido más
profundo de la alegría…. Recodando a un gran apóstol que dijo “La pasión es la
madre de todas las virtudes”, eso debe ser la misión. El ser apostólico viene
de Bautismo y debemos sacarlo afuera… Hoy la misión tomo otras formas… Nuestro
estilo de misión, tiene que tener cercanía; como la tuvo Cristo, que se encarna
para comprometerse con la gente… la cercanía tiene muchos rostros en nuestra
cultura. Nuestro proceso para la misión debe construirse en saber Escuchar;
para anunciar primero debemos escuchar, no se puede anunciar en la primera
vuelta. Con entusiasmo; Dios está en medio de nosotros. Dios está en centro
de nuestra evangelización y nos hace audaces y creativos… la alegría del
evangelio es nuestra alegría… debemos llenarnos de amor, decía Santo Toribio de
Molgorejo, cuando se pidió la evangelización en lengua vernácula. Decía; “Pero
si falta el amor al indio, no sirve de nada”… para anunciar la buena noticia, debemos amar a
las personas aun a las que no conocemos…Nos pasamos pidiendo misericordia,
habría que ver si somos misericordiosos… La venida de Jesús es una obra de
misericordia. La misericordia debe ser la vida fundamental de la iglesia, la
guía de nuestro tiempo, fuente de continua misión… La misión es una obra de
misericordia. Debemos renovar la misericordia en la Eucaristía, que nace en el
contexto misericordioso de alabanza a Dios. Es el rostro de la misericordia nos invita a la misión…”
Fue un día de mucha vida
compartida y gracias a las familias que nos recibieron. De mi parte puedo
decir, que todas las puertas se abrieron para recibirnos. Llevamos entusiasmo, cercanía
y la esperanza del evangelio. Recorrimos el Barrio los Piletones, Soldati, Los
Pinos, La Vereda, y las Palomas.
Luego todos nos encontramos en la Parroquia “Nuestra Señora de Fátima” y
en una hermosa procesión con cantos y oraciones junto a nuestra Madre de Fátima en andas, volvimos al
complejo.
Allí después de una frugal merienda, tuvimos una solemne y hermosa Misa,
presidia por Mons. Mario Poli, Mons. Ernesto Giobando y Mons. Joaquín Sucunza, junto
a varios sacerdotes.
Entre despedidas y promesas de nuevos encuentros, cansados pero felices
después de tan hermosa experiencia, regresamos a nuestros hogares.
Como nos dice
el Santo Padre Francisco en su Carta Apostólica…”Este Año nos llama a vivir el presente con pasión. La
memoria agradecida del pasado nos impulsa, escuchando atentamente lo que el
Espíritu dice a la Iglesia de hoy, a poner en práctica de manera cada vez más
profunda los aspectos constitutivos de nuestra vida consagrada”.
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